Resolver el cambio climático no depende solo de ideas visionarias
Cada vez hay más economistas y científicos que opinan que para librar la batalla contra el cambio climático se necesita una mentalidad ambiciosa y orientada a la misión en los gobiernos de todo el mundo.
Dicho argumento se expone en el libro Mission Economy, que la catedrática de economía Mariana Mazzucato redactó inspirándose en las misiones a la Luna del Apolo en 1969; según ella, es el estado, y no las grandes corporaciones, quien debe asumir los riesgos ligados a la vital tecnología verde.
Los gobiernos, afirma, deben asumir el compromiso de hacer “lo que haga falta” para resolver problemas como el calentamiento global, aceptando los riesgos que las corporaciones son incapaces de soportar.
Es difícil ir en contra de esta lógica. Los responsables políticos tienen un importante papel que desempeñar en liderar al mundo hacia un "mix" de fuentes de energía más sostenible. La inversión pública, la regulación y la fiscalidad pueden ayudar a acelerar el desarrollo y la adopción de tecnologías limpias en todo el mundo.
Ahora bien, dicho esto, nos equivocaríamos si creyéramos que los grandes proyectos "top down" son la única respuesta.
Cuando los gobiernos tratan de imponer la tecnología verde en las industrias, sus esfuerzos no siempre dan resultado. Introducir a la fuerza una tecnología en sectores donde no encaja conlleva sus propios problemas, particularmente en el momento en que las subvenciones desaparecen.
Un enfoque preferible, según nuestra experiencia, es aprovechar soluciones relativamente simples que utilizan tecnologías ya existentes. Muchas de estas pueden contribuir en gran medida a reducir la contaminación, los residuos y el uso de energía.
Consideremos la tecnología de la eficiencia energética. Dispositivos como los motores eléctricos inteligentes para la industria pesada o los electrodomésticos energéticamente eficientes para el hogar pueden aportar significativos beneficios medioambientales, y tienen un despliegue a menudo rápido y fácil.
Esto es especialmente cierto en el caso de las manufacturas, una industria con una enorme huella de carbono. La industria pesada explica cerca del 50 por ciento del consumo de energía global y alrededor del 20 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero muchas de estas emisiones podrían reducirse en una cuarta parte desde sus niveles actuales simplemente haciendo un mejor uso de las tecnologías energéticamente eficientes que ya están disponibles en el mercado. Una de ellas son los intercambiadores de calor comerciales avanzados. Se estima que el deficiente mantenimiento y la baja tasa de reemplazo de los dispositivos utilizados para acondicionamiento y refrigeración industrial son responsables del 2,5 por ciento de las emisiones de carbono totales. Reemplazando los intercambiadores existentes por otros con la última tecnología, las empresas podrían reducir el uso de energía en un 25 por ciento1.
Carbonización
Emisiones de dióxido de carbono (CO₂) per cápita procedentes de los combustibles fósiles y la industria. No está incluido el cambio de uso de la tierra. Toneladas de CO₂.
Source: Our World in Data
Actualmente, más de la mitad de las empresas del índice Fortune 100 están logrando ahorros aproximados de 1.100 millones de dólares anuales mediante iniciativas enfocadas en la eficiencia energética, las energías renovables y la reducción de emisiones2. Invirtiendo en eficiencia energética, el producto económico acumulado global podría aumentar en 18 billones de dólares para 2035.
La tecnología de control de la polución ofrece otro medio costoeficiente de contener el daño infligido al medioambiente. Los estudios han demostrado que mitigar y prevenir la polución proporciona grandes ganancias netas para la economía.
Invertir en mejorar la calidad del aire podría salir especialmente rentable. Las partículas en suspensión presentes en el aire que respiramos causaron la muerte prematura de 6,4 millones de personas en todo el mundo en 2019, y la pérdida de 93.000 millones de días de trabajo por enfermedad, según datos del estudio Global Burden of Disease (GBD). El Banco Mundial estima que los problemas de salud provocados por la contaminación del aire ascienden globalmente a unos desorbitados 8,1 billones de dólares, el 6,1 por ciento del PIB mundial. Se calcula que EE.UU ha recuperado 30 dólares en ventajas económicas por cada dólar invertido en control de la contaminación del aire desde 1970.
La infraestructura inteligente en las ciudades también puede generar grandes ventajas medioambientales y económicas. Instalar contadores inteligentes para el consumo de agua y electricidad —una tecnología ya ampliamente disponible— puede reducir el coste de la factura para hogares y empresas y mejorar la gestión de los recursos en los núcleos urbanos de todo el mundo.
Barcelona, por ejemplo, logró reducir en un 25 por ciento su uso de agua incorporando tecnologías inteligentes a sus extensos (y a menudo anticuados) sistemas de suministro de agua.
Técnicas de agricultura más eficientes, muchas de fácil aplicación, ofrecen otra forma asequible de reducir las emisiones de carbono. Los sistemas de riego eficiente y de monitorización de cultivos por satélite han reducido el uso de los combustibles fósiles en el sector de las explotaciones agrícolas en alrededor del 6 por ciento, el equivalente al combustible utilizado por 18.000 vuelos de larga distancia. Y si dichas tecnologías se generalizasen, el uso de combustibles fósiles podría disminuir en otro 16 por ciento más3.
Utilizada como fuente de energía para los satélites en la década de los 1950, la solar es una tecnología antigua que está convirtiéndose velozmente en la fuente más costoeficiente de generación de electricidad. La generación solar fotovoltaica "utility-scale" es actualmente la opción más barata en muchos países. Según la AIE, la energía solar va camino de convertirse en la fuente dominante de generación de electricidad a nivel global y podría constituir el 13 por ciento de la oferta en 20284.
Nada de lo dicho pretende minusvalorar la importancia de los gobiernos nacionales en la transición a una economía más sostenible. Dados los riesgos involucrados y la financiación requerida, el papel de los estados será decisivo. Pero el mundo no tiene que depender en exclusiva de planes grandiosos para forjar una transformación. A veces, el cambio puede originarse escalando las tecnologías existentes.
[2] https://newclimateeconomy.net/sites/default/files/gcec-statement-cop21.pdf
[3] https://newsroom.aem.org/precision-agriculture-improves-environmental-stewardship-while-increasing-yields/
[4] https://www.iea.org/reports/renewables-2023/executive-summary