El camino de Iberdrola hacia la energía sostenible
Pérez Ruiz: Hace 23 años empezó con una pequeña empresa española de suministro eléctrico que se ha convertido en la segunda más grande del mundo, con actividades en América, el Reino Unido y Europa continental. ¿Cuál fue su visión y cómo impulsó este crecimiento?
Galán: Cuando llegué, éramos una empresa tradicional, tradicional en el sentido de que generábamos electricidad con carbón, petróleo y gas. El Protocolo de Kioto de 1997 sobre el cambio climático ya se había adoptado unos años antes, y lo vimos no solo como una responsabilidad social para proteger el planeta, sino también como una oportunidad. Desde entonces, hemos cerrado 17 centrales eléctricas de petróleo y de carbón y hemos invertido más de 160.000 millones de dólares en nuevos sistemas de generación de energía, en redes y en el suministro. Ahora somos el mayor productor mundial de electricidad de generación eólica y hemos ampliado nuestras actividades de España a Francia, Alemania, Brasil, México, Estados Unidos, Australia, entre otros.
Entendimos que proporcionar electricidad de forma más limpia y más eficiente no solo era bueno para nuestros clientes, sino también para nuestros inversores. Nuestra empresa, que tiene 120 años, siempre ha generado energía hidroeléctrica. Nuestras ventas se han beneficiado y hemos multiplicado por siete el valor de nuestro negocio. Ahora somos la mayor empresa eléctrica de Europa y la segunda del mundo.
Pero la generación de electricidad no es suficiente; tenemos que llevarla a los consumidores con redes de transmisión y distribución cada vez más fiables y con mayor capacidad. Al mismo tiempo, utilizamos nuestras capacidades hidroeléctricas para almacenar energía cuando otras fuentes, como la solar o la eólica, generan más electricidad de la necesaria. Invertimos el proceso, bombeando agua hacia los embalses para los periodos de mayor demanda.
Proporcionar electricidad de forma más limpia y más eficiente no solo era bueno para nuestros clientes, sino también para nuestros inversores.
Pérez Ruiz: Los consumidores se están beneficiando de unos precios estables de la electricidad. Pero existen riesgos tanto para la oferta como para la demanda. Por ejemplo, los centros de datos representan el 1,7 por ciento de la demanda total, pero se prevé que aumente hasta el 7 por ciento. ¿Cómo ve esta evolución de la demanda? ¿Va a cambiar la demanda, como función del tamaño de la economía, de manera significativa? ¿Han cambiado los hábitos de consumo después del Covid?
Galán: Cuando hablamos de energía, la mayoría de la gente piensa en la electricidad, pero ésta solo representa en torno al 20 por ciento del consumo total de energía. Esto significa que tenemos una gran oportunidad de electrificar la economía. Así pues, aunque el crecimiento económico es un motor de la demanda de electricidad, también lo es esta transformación.
Hasta ahora hemos generado calor en gran medida quemando cosas, pero ahora ya no es necesario. El calor de las bombas de calor es cinco veces más eficiente que el de las calderas. Cuando la gente se da cuenta de ello, no solo ayuda al planeta, sino que también ayuda a su bolsillo, lo cual me parece muy importante. Además, las nuevas tecnologías para baterías también hacen más práctico el almacenamiento de electricidad.
Hace unos meses, intervine en una conferencia sobre digitalización en la Universidad de Bilbao. Los asistentes sabían mucho más de digitalización que yo. Señalé que el mundo digital está muy bien, pero sin electricidad no hay digitalización. Y necesitamos suministrar esta electricidad adicional de manera sostenible.
Europa ha sufrido una crisis energética debido a nuestra dependencia del gas ruso. ¿Por qué no utilizar nuestros propios recursos? Tenemos fuentes renovables como la energía hidráulica, la eólica y la solar.
Ignacio Sánchez Galán, Executive Chair at Iberdrola
Pérez Ruiz: Hablemos ahora desde el punto de vista de la oferta. ¿Sigue teniendo el petróleo un papel importante? ¿Forma la energía nuclear parte de la respuesta?
Galán: El petróleo y el gas todavía tienen una función importante y la seguirán teniendo durante mucho tiempo. La historia es diferente para el carbón. Hay quien sostiene que el carbón es más barato porque las centrales eléctricas están totalmente amortizadas. Pero a la hora de construir una central nueva, es más práctico, más barato y más eficaz construir fuentes renovables. La inversión es menor y no hay costes variables. Los costes de mantenimiento también son menores. Esto también es válido para la energía eólica marina. Y todos estos factores harán que el carbón se quede obsoleto.
En cuanto a la energía nuclear, ya tenemos en funcionamiento centrales nucleares. La cuestión clave es si hay que alargar su vida útil. Desde el punto de vista técnico, no hay duda de que pueden seguir funcionando más tiempo. La cuestión depende de los factores económicos. Si los gobiernos siguen imponiendo tasas e impuestos a la energía nuclear, esas centrales tendrán que cerrar.
El segundo aspecto a tener en cuenta es la importante inversión por megavatio de la energía nuclear, que es tres veces superior a la que necesita la fuente de energía renovable más cara, la eólica marina. En el Reino Unido, los nuevos reactores cuestan más del doble de la inversión prevista. Por ello, yo no la recomendaría a los inversores privados, salvo que los gobiernos puedan garantizar unos mecanismos de precios apropiados para permitir una rentabilidad adecuada.
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Energy storage technologies, efficiency vs capacity
Pérez Ruiz: Tengo una pregunta de inversión. Europa quiere ser independiente desde el punto de vista energético, por lo que están instalando mucha capacidad. Y estamos empezando a ver algunos países con precios de la electricidad negativos. ¿Qué opina de que el sector invierta en exceso y exista la posibilidad de que los inversores no obtengan los beneficios deseados?
Galán: Los precios de la electricidad negativos se producen a determinadas horas del día debido a un exceso de producción de energías renovables que no se puede gestionar, principalmente de la solar. Pero este exceso de energía puede almacenarse y destinarse a otros periodos horarios. Nosotros vimos este potencial y empezamos a hacer reversibles nuestras centrales hidroeléctricas hace 23 años. Esto significa que cuando los precios son muy bajos, utilizamos la electricidad para bombear agua. Ahora mismo, tenemos más de 100 millones de kilovatios hora de capacidad de bombeo instalada, lo que equivale a más de dos millones de baterías de uso doméstico. Cuando los precios son bajos, bombeamos; cuando son altos, enviamos el agua de nuevo a los generadores.
Hemos incorporado este proceso a nuestros modelos financieros y centrado nuestras inversiones en activos y regiones que no se ven afectados negativamente por este procedimiento o que pueden incluso beneficiarse de las soluciones de almacenamiento.
Cuando hablamos de energía, la mayoría de la gente piensa en la electricidad, pero ésta solo representa en torno al 20 por ciento del consumo total de energía. Esto significa que tenemos una gran oportunidad de electrificar la economía.
Pérez Ruiz: ¿Cómo gestionan los cambios regulatorios cuando las reglas del juego cambian en tantos países?
Galán: Permítame ofrecerle un ejemplo. Hace poco presentamos nuestros planes para los próximos tres años, que incluyen una inversión total del orden de 45.000 millones de dólares de aquí a 2026, con un 60 por ciento destinado a redes eléctricas reguladas.
Nos estamos centrando en países en los que ya tenemos acuerdos regulatorios sobre la inversión necesaria y su rentabilidad, por lo que el riesgo es mínimo. Si nos fijamos en los marcos regulatorios que se están aprobando en los Estados Unidos, el Reino Unido y Europa, podemos ver que los reguladores reconocen la tremenda necesidad de inversiones adicionales. Por ejemplo, llevamos 20 o 25 años en Estados Unidos, donde el 80 por ciento de nuestro negocio son redes eléctricas reguladas. Suministramos electricidad a los ciudadanos de Nueva York, Connecticut, Massachusetts y Maine. Estas inversiones se realizan en base a marcos de tarifas de entre 3 y 5 años, dependiendo de cada estado, por lo que ni siquiera se ven afectadas por el gobierno federal. Además, el 30 por ciento de la inversión total se destinará a energías renovables y tampoco dependeremos de los precios del mercado spot porque vendemos nuestra energía a los clientes mediante acuerdos de compra de electricidad (PPA) a largo plazo o contratos regulados como los contratos por diferencias (CFDs). Esto nos permite evitar sorpresas imprevistas, nuestro negocio no gira en torno a la volatilidad de los precios. Por ejemplo, en Estados Unidos, nuestros clientes van desde Google y Amazon hasta Nike. Ya existe una enorme demanda para alimentar sus centros de datos, así que los riesgos son mínimos.También nos beneficiamos de la diversificación geográfica. Si un país decidiera cambiar sus normas, tenemos la flexibilidad de invertir en otro lugar. Tenemos una auténtica presencia internacional. La asignación de nuestras inversiones depende de las regulaciones y las necesidades de inversión, impulsadas principalmente por la demanda. No se trata solo de impulsar la descarbonización; los países también quieren disminuir su dependencia externa y aumentar la competitividad de sus fuentes de energía. En Europa, esto significa más electricidad de fuentes renovables autóctonas. Los grandes consumidores de la mayoría de los países ya están aprendiendo la lección de lo que puede ocurrir si se depende de terceros. Desde la última crisis energética, se ha disparado el número de grandes empresas que llaman a nuestra puerta para firmar contratos a largo plazo.
César Pérez Ruiz, Chief Investment Officer, Pictet Wealth Management
Pérez Ruiz: ¿Cuáles son los mayores riesgos a los que se enfrenta? ¿Es el hecho de que la tecnología de almacenamiento no esté lo suficientemente avanzada?
Galán: Cuando tomamos decisiones de inversión para nuestros proyectos, las enfocamos de forma pragmática. Los ingresos suelen garantizarse mediante contratos de varios años. También damos prioridad a la seguridad de nuestras cadenas de suministro. Tenemos acuerdos a largo plazo con nuestros proveedores, y tenemos una gran seguridad financiera: el 80 por ciento de nuestra deuda es fija, y la mayor parte tiene vencimientos a largo plazo. También emitimos deuda en la misma moneda en la que recibimos nuestros ingresos, lo que reduce aún más los riesgos financieros. En conjunto, nuestros planes de crecimiento están bien asegurados. Estamos en el sector adecuado, en el momento oportuno, con unas perspectivas de demanda disparadas debido a la electrificación. Y ocupamos una posición de liderazgo en el mercado.