Seguimiento de la transición energética
Se necesitan conocimientos dignos de un relojero suizo para entender perfectamente todos los cambios de las partes que intervienen en la transición energética.
La producción de combustibles fósiles debería alcanzar su máximo nivel en 2030, entre otros motivos por el incremento de los vehículos eléctricos. Esta tendencia va a provocar un aumento significativo de la demanda eléctrica. También lo harán el auge de la inteligencia artificial (A), gran consumidora de energía, el rápido desarrollo económico de los países emergentes y el crecimiento de la población mundial. La preocupación por el cambio climático significa que esta demanda de electricidad debe satisfacerse con fuentes de energías renovables como la energía solar y la eólica, posiblemente también la nuclear, y no con combustibles fósiles. Además, esta evolución irá acompañada de una gran expansión de los sistemas de almacenamiento de energía, en particular las baterías, lo que provocará un crecimiento importante de la extracción de metales y minerales.
El seguimiento de las repercusiones económicas de todos estos elementos es quizá uno de los retos más importantes a los que se enfrenten los inversores en los próximos cinco a diez años, y más adelante.
El entierro de los combustibles fósiles
El punto máximo de la demanda de combustibles fósiles ya está a la vista. Los vehículos eléctricos ya influyen en el consumo de petróleo. El transporte representa el 45 por ciento de la demanda mundial de petróleo, y una gran proporción corresponde a los automóviles. Las ventas de coches de gasolina y diésel alcanzaron su máximo en 2017, mientras que las de vehículos eléctricos crecieron de 3 millones en 2020 a 20 millones en 2023. Se prevé que esta tendencia se mantenga con la creciente electrificación de los camiones, mientas más de la mitad del transporte ferroviario mundial ya es eléctrico, y la proporción va en aumento.
Electrificación
Porcentaje de ventas de coches nuevos eléctricos
Fuente: International Energy Agency, Global EV Outlook 2024, Our World in Data
Incluso la demanda de gas está disminuyendo, ya que las calderas de gas se van sustituyendo cada vez más por bombas de calor. Sin embargo, será difícil reducir lo suficiente el uso de combustibles fósiles para cumplir los compromisos de cero emisiones netas, dado que el consumo total de energía está dominado por la industria (38 por ciento), el consumo de los edificios (alrededor del 30 por ciento) y el transporte (26 por ciento).
Muchas aplicaciones industriales -sobre todo en la producción de hierro y acero, productos químicos, vidrio y papel- siguen dependiendo de los combustibles fósiles para alcanzar las altísimas temperaturas que necesitan para su funcionamiento. Se trata de un problema importante porque las economías emergentes, a medida que
se desarrollan, tienden a necesitar industrias pesadas que son las mayores consumidoras de combustibles fósiles.
Por otra parte, el carbón sigue siendo un combustible importante para las aplicaciones industriales y las centrales eléctricas. Y aunque es una buena señal que se esté dejando para cubrir los picos de demanda de electricidad o para cuando disminuye la energía solar y eólica, sigue siendo una de las principales fuentes de energía de las economías en desarrollo y, salvo en China, se espera que lo siga siendo en las próximas décadas.
Metales pesados
El cambio hacia la electrificación es imparable. Se calcula que en 2023 se añadieron más de 500 gigavatios (GW) a la generación de energía renovable en todo el mundo -un gigavatio es suficiente para alimentar 700.000 hogares o 100 millones de bombillas LED. Las energías renovables representan ya cerca del 40 por ciento de la generación total de electricidad en el mundo. Esta situación, junto con el consiguiente crecimiento de la demanda de almacenamiento de energía, está impulsando una demanda descontrolada de materias primas críticas necesarias para la fabricación de generadores, motores, conexiones eléctricas y baterías, entre otras aplicaciones.
El mercado de los minerales críticos utilizados en el sector energético se duplicó en los cinco años anteriores a 2022, cuando alcanzó los 320.000 millones de dólares. En ese periodo, la demanda de litio se multiplicó por tres, mientras que la demanda de cobalto y de níquel se disparó un 70 por ciento y un 40 por ciento, respectivamente. Para cumplir los objetivos relacionados con el cambio climático es necesario, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), triplicar la capacidad instalada de energías renovables de aquí a 2030. Este aumento, a su vez, provocará que la demanda de minerales críticos se multiplique por más de tres.
Existen muchas oportunidades (y riesgos)
Para los inversores, el impulso hacia las energías renovables y la electrificación representa un conjunto importante de oportunidades, pero también de riesgos. La producción y extracción de minerales críticos va a requerir grandes aportaciones de capital. Pero, al representar los tres principales países productores alrededor del 90 por ciento de la extracción de tierras raras, litio y platino, el 80 por ciento del cobalto y el 60 por ciento del níquel, la concentración geográfica es un motivo de preocupación. Estos países tienden a ser países en desarrollo –el 70 por ciento del platino procede de Sudáfrica, el 70 por ciento del cobalto de la República Democrática del Congo y el 60 por ciento del grafito natural de China. Además, la falta de elasticidad de la oferta plantea un escenario de gran volatilidad de los precios, incluso con oscilaciones relativamente pequeñas de la demanda.
Rarezas chinas
Producción de tierras raras por país, en 2023, en toneladas
Fuente: USGS Mineral Commodity Summaries 2024
Por otra parte, el cambio a las energías renovables puede acelerar el desarrollo de los mercados emergentes. En primer lugar, estos países suelen disponer de abundante luz solar, lo que puede permitir a muchos de ellos reducir su dependencia del petróleo importado. En segundo lugar, la demanda de sus materias primas puede reducir la pobreza y mejorar la situación de los fondos públicos, como ocurrió en Perú y Chile, donde los salarios reales aumentaron un 30 y un 45 por ciento, respectivamente, entre 2003 y 2008, estimulando el crecimiento del empleo.
Alexandre Tavazzi se incorporó a Pictet en 1997 como analista senior de renta variable, encargado del mercado japonés y de la gestión conjunta del fondo de renta variable japonesa del banco. Antes de incorporarse a Pictet, Alexandre trabajó en Wako Finance, Lehman Brothers y pasó tres años en Ferrier Lullin como analista senior de renta variable y gestor de fondos en el mercado japonés. Es licenciado por la Universidad de Lausana.
El camino hacia las energías renovables está lleno de obstáculos y existe un riesgo importante de que no se alcancen los objetivos relacionados con el cambio climático. Pero el avance podría acelerarse gracias a la innovación, como muestran los siguientes artículos. Ignacio Sánchez Galán, presidente ejecutivo del gigante de servicios energéticos Iberdrola, destaca algunas de las principales innovaciones que las empresas eléctricas están introduciendo para impulsar la transición energética en una conversación con César Pérez Ruiz, director de Inversiones de Pictet Wealth Management. Lo que es importante es que, al buscar soluciones con cambios radicales, no perdamos de vista los cambios graduales que pueden llegar a ser de enorme importancia según se van acumulando, como indica Katie Self, directora de Inversiones de Pictet Asset Management. Uno de ellos podría ser el uso de biocombustibles para que la aviación sea más limpia.
Pero las energías renovables son solo una de las líneas fundamentales en las que debe invertirse capital. Otra es la biodiversidad. El cambio climático amenaza con extinciones generalizadas, lo que provocará cambios radicales en nuestro medio ambiente. Ofrecemos un resumen de las últimas investigaciones sobre las finanzas de la biodiversidad realizadas por Viktoras Kulionis, director de Inversiones de Pictet Asset Management. En términos más generales, un nuevo informe de Pictet Asset Management y el Instituto Internacional de Finanzas pone de relieve el déficit de financiación al que nos enfrentamos para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas.