Conflictos, elecciones, correcciones: sorteando el ruido en los mercados financieross

Conflictos, elecciones, correcciones: sorteando el ruido en los mercados financieros

En un mundo en el que el imparable flujo de noticias en torno a los mercados financieros puede abrumar, es fácil perder de vista el panorama más amplio y las tendencias subyacentes.

La clave para crear resiliencia en las carteras está en rebajar el ruido que rodea a los mercados y centrarse en un proceso de inversión ordenado. El pilar de este proceso siempre debería ser la asignación estratégica de activos (SAA). Horizontes a más largo plazo, gestión activa, gestión de riesgos y diversificación son elementos inherentes a la construcción de carteras efectivas.

Horizonte a largo plazo

La base de una cartera resiliente radica en una SAA bien estructurada. Conlleva fijar asignaciones objetivo entre clases de activos en base a rentabilidades esperadas, tolerancia al riesgo, horizonte temporal y objetivos de inversión, y reajustarlas periódicamente. Al centrarnos en el largo plazo, podemos incorporar resiliencia a las carteras, ocupándonos al mismo tiempo del ruido a corto plazo por medio de una gestión activa y gestión de riesgos.

Cada año, revisamos el panorama de inversión en un horizonte de 10 años y ajustamos nuestra estrategia para identificar las oportunidades y los riesgos clave. Las asignaciones estratégicas a largo plazo suelen permanecer estables salvo que se produzca un cambio fundamental de expectativas. Por ejemplo, a principios de 2024, creíamos que el atractivo de la deuda corporativa había mejorado, lo que suscitó un incremento en esa clase de activos.

Desde una perspectiva de inversión, crear resiliencia a largo plazo exige considerar factores como las crecientes tensiones geopolíticas, la fragmentación económica, la innovación tecnológica, la demografía y el cambio climático. Estas tendencias afectan a mercados y regiones, alternando las prioridades estratégicas. Por ejemplo, China ya no es la economía de elevado crecimiento (véase gráfico 1) que era, lo que exige ajustes de su ponderación en la cartera en relación con otros países asiáticos.

El cambio climático, por ejemplo, tiene considerables implicaciones de inversión. Abarca riesgos como temperaturas más elevadas, catástrofes naturales y desplazamientos poblacionales, que pueden afectar a la industria e incrementar el coste de los seguros. Los gobiernos tendrán que hacer cuantiosas inversiones para afrontar el calentamiento global, lo que tensionará aún más unas finanzas públicas ya afectadas por las crecientes tensiones geopolíticas y el gasto en defensa. Muchos riesgos climáticos aún no están descontados en los mercados financieros, y los países más afectados por los fenómenos climáticos suelen ser los peor preparados para afrontarlos. Estos factores influyen en decisiones sobre en qué deuda soberana invertir y hasta dónde debemos ser selectivos.

Para las inversiones empresariales, la gestión de riesgos significa interactuar con las empresas para asegurar su adaptación al cambio climático. Esto lleva tiempo, y la capacidad de una empresa para cambiar y prosperar en un clima cambiante se convierte en una herramienta de selección. A largo plazo, las empresas que no se adapten se verán penalizadas, a medida que los mercados financieros apliquen una prima de riesgo a las que no sepan reconocer la necesidad del cambio.

La clave está en rebajar el ruido y centrarse en un proceso de inversión ordenado.

El crecimiento de China pierde impulso

Fuente: Pictet Wealth Management, Wind, a 31.12.2023

Gestión activa

En el entorno actual, con tipos de interés elevados y los bancos centrales saliendo de los mercados financieros, los inversores tienen que ser selectivos en cuanto a país, sector, y características de las empresas. Esto es lo que denominamos gestión activa.

Durante la pandemia del covid, era relativamente fácil subir los precios. Ahora, mientras la inflación remite y los consumidores sienten más presión financiera, se plantean cuestiones sobre qué empresas podrán mantener sus estructuras de precios. Dentro de la misma industria, puede haber grandes diferencias entre empresas en función de su solidez, lo que refuerza la necesidad de una selección activa. Factores como la reputación de las marcas y el poder de fijación de precios se vuelven cruciales.

Los rendimientos de la deuda soberana “core” a 10 años han descendido este verano

Fuente: Pictet Wealth Management, FactSet, a 10.09.2024

Gestión de riesgos

La gestión de riesgos es otro aspecto clave para crear resiliencia en las carteras. Esto incluye reconocer que la volatilidad del mercado forma parte del trayecto de la inversión. Es normal estar en territorio negativo de vez en cuando. La clave para capear estos bajones es configurar una cartera basada en el enfoque de asignación estratégica de activos y después adherirse a esa estrategia, con ajustes puntuales cuando sea necesario. Según el dicho, “It’s not about timing the market, but about time in the market” (No se trata del momento de llegar al mercado, sino del tiempo que se está en el mercado).

Muchos riesgos climáticos aún no están descontados en los mercados financieros.

Diversificación

La diversificación es esencial para crear resiliencia en las carteras. Contribuye a asegurar que, a la larga, los choques sean absorbidos, al repartir la inversión entre distintas clases de activos, cada una de las cuales reacciona de distinto modo a los ciclos de mercado.

Una división clásica 60/40 entre renta variable y renta fija equilibra el potencial de mayor riesgo y rentabilidad de las acciones con el menor riesgo y la estabilidad de los bonos.

Ampliar el universo de inversión de los bonos y las acciones a activos alternativos también puede proporcionar más oportunidades de rentabilidad ajustada al riesgo. Tras un fuerte recorrido de la renta variable, la renta fija está captando interés. Buscamos otras fuentes de rentabilidad en diferentes clases de activos, como inmobiliario, infraestructuras y hedge funds. El private equity ofrece oportunidades para diversificar por medio de diferentes estilos de inversión y años “vintage”.

También es importante decidir cómo combinar activos líquidos e ilíquidos. Una parte de la cartera del cliente debería permanecer líquida como protección frente a resultados imprevistos. No todas las carteras son adecuadas para todos los inversores, por lo que es crucial asegurarse de que el cliente se encuentre cómodo con el riesgo que asume. Esto implica comprender sus necesidades de liquidez y reconsiderar las carteras periódicamente, como hacemos al comienzo de cada año.

Centrándonos en la SAA a largo plazo, comprometiéndonos con una gestión activa y gestión de riesgos, y asegurando la diversificación, podemos crear carteras resilientes que sorteen el ruido y resistan la prueba del tiempo.

Este documento ha sido publicado por Bank Pictet & Cie (Europe) AG, Sucursal en España, entidad autorizada y regulada por la Federal Financial Supervisory Authority de Alemania (BaFin) y el Banco Central de Alemania (Bundesbank), y sujeta a supervisión de conducta por el Banco de España y la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores). Todo tipo de inversión conlleva un riesgo, incluso el de no recuperar el capital inicial invertido.

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