Asumir más duración

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Con los tipos de interés en proceso de descenso, los bonos de mayor calidad y duración más larga cobran sentido.

El actual entorno de mercado hace interesante desplazar posiciones desde efectivo a renta fija de calidad para capturar los atractivos rendimientos que esperamos que esta clase de activo ofrezca en el curso del año. Dichos rendimientos deben verse en el contexto de las incertidumbres asociadas a las inversiones en renta variable, así como el hecho de que los altos rendimientos podrían no durar mucho tiempo: se espera que los bancos centrales reduzcan los tipos de interés este año.

En 2020, las economías avanzadas comenzaron a contraerse rápida y drásticamente. Gobiernos y bancos centrales respondieron en 2020, y siguieron haciéndolo en 2021, con programas de estímulo destinados a apoyar a las empresas y los hogares. Ello incluyó bajadas de los tipos de interés oficiales hasta niveles sin precedentes. En algunos casos, los tipos pagados por los depósitos cayeron por debajo de cero. Estas medidas consiguieron paliar las dificultades y limitar la duración de la contracción. De hecho, la recuperación comenzó ya en 2020, desarrollándose luego con una intensidad y rapidez mayores que las estimadas en las proyecciones iniciales. A medida que las condiciones mejoraban, empresas y gobiernos no desaprovecharon la oportunidad para emitir deuda a tipos de interés ultrabajos.

A la vez, conforme el gasto público financiado por deuda fluía a la economía, la inflación emprendió una imparable marcha alcista. A exacerbar esto contribuyeron las disrupciones en la cadena de suministro, la escasez de mano de obra ligada al abandono de muchas personas del mercado laboral, las tensiones comerciales y el creciente coste de la energía, factores todos ellos denominados “de oferta” que se conjugaron para tirar al alza de los precios.

Los bancos centrales se vieron sorprendidos por el alcance y la duración de las subidas de precios. La Reserva Federal estadounidense declaró en 2021 que preveía que la fase de inflación más elevada de lo normal fuera “transitoria”. Pero en 2022 la inflación de EE.UU. alcanzó un máximo de 40 años, y tanto la Fed como el resto de grandes bancos centrales procedieron a endurecer sus tipos de interés, principal herramienta para atajar las presiones en los precios. La escalada de los tipos de interés oficiales ha encarecido el coste del servicio de la deuda.  También se ha traducido en unos rendimientos más altos de la deuda, tanto pública como corporativa. Dicho de otro modo, los emisores de bonos están teniendo que ofrecer rendimientos más altos para captar la atención de los inversores hacia su deuda.

A medida que los bancos centrales seguían elevando sus tipos oficiales en 2023, los inversores en renta fija primaron los instrumentos con duración baja y libres de riesgo del mercado monetario, sobre todo por los rendimientos más elevados ofrecidospor el segmento corto frente a los tramos largos. Hasta hace poco, la persistencia de dudas sobre la deuda a plazos más largos — y la idea de que los tipos de interés se estabilizarían — ha hecho que los capitales siguieran fluyendo hacia los fondos monetarios. Sin embargo, los mercados han empezado a descontar con cada vez más intensidad recortes en los tipos de interés a corto plazo a lo largo de este año dado el repliegue de la inflación y la desaceleración de las economías. La remuneración del efectivo y de los instrumentos equivalentes al efectivo disminuirá abruptamente y, en consecuencia, el coste de oportunidad (el lucro dejado de obtener por el hecho de mantener el efectivo inmóvil y no invertido en otros activos) aumentará.

Los rendimientos del segmento de mayor calidad, como los bonos emitidos por gobiernos y empresas con calificaciones crediticias más altas, siguen siendo interesantes.

Los rendimientos del segmento de mayor calidad, como los bonos emitidos por gobiernos y empresas con calificaciones crediticias más altas, siguen siendo interesantes. Estos ofrecen un buen valor fundamental a cambio de un riesgo reducido. Pero con los rendimientos en descenso, los bonos de alta calidad ya están volviéndose más caros. A la vista del potencial perfil rentabilidad / riesgo, y de que la caída de la inflación está convirtiendo los rendimientos reales (una vez descontada la inflación) en más atractivos, parece el momento de plantearse los bonos de duración más larga.

Desde el punto de vista de los inversores, es importante prestar atención a tres características de los bonos:

  • El cupón. Es el interés pagado a los tenedores de los bonos, normalmente con frecuencia anual o semestral. Los cupones son atractivos mientras los tipos de interés oficiales se mantienen altos.
  • La estabilidad del precio. Los bonos guardan una relación inversa con los tipos de interés. Así, cuando los tipos de interés descienden, los precios de los bonos normalmente suben. Esto se debe a que los bonos pagan un tipo de interés fijo cuyoatractivo crece al disminuir los tipos de interés, haciendo subir su demanda y, por tanto, el precio del bono.
  • La calidad del bono. Los bonos de calidad suelen estar sujetos a una menor volatilidad. Aunque los bonos de mayor rendimiento ofrecen una remuneración más sustancial, sus emisores tienen un mayor riesgo de incumplimiento e impago en el delicado entorno económico actual. Los bonos con grado de inversión — los calificados con notas entre AAA y BBB por las agencias de rating — son obligaciones más seguras y comportan un menor riesgo. Esto se traduce en una menor probabilidad de impagos y una tendencia a ser inversiones estables. Los rendimientos de los bonos con grado de inversión son atractivos.

Desplazar posiciones hacia renta fija equivale a asegurarse rendimientos aún atractivos. Además, el aceptable cupón que ofrecen los bonos proporciona a los inversores un colchón, protegiendo sus carteras frente a cualquier movimiento adverso en los precios de mercado. Los riesgos ligados a los bonos de máxima calidad son bajos. Esta es una consideración importante durante periodos de volatilidad e inestabilidad geopolítica.

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