Una nueva re globalización

El artículo se ha elaborado en colaboración con el Financial Times.

Las empresas en todo el mundo escrutan con atención las cadenas de suministro ante la perspectiva de una posible fragmentación de la economía mundial. Aunque hubo quien consideró el Brexit un accidente y la tensión entre Estados Unidos y China un incidente transitorio, la pandemia y la guerra en el este de Europa han obligado a las empresas aceptar que su estrategia comercial mundial puede estar alejada de propósito.

«La empresa deberá ser más resistente en un mundo multipolar, aunque corra el riesgo de perder eficiencia —afirma Alexandre Tavazzi, responsable de la oficina del director de inversiones y de investigación macroeconómica en Pictet Wealth Management—. Se trata de poner en pie una estrategia que proteja la actividad contra choques súbitos de la oferta». Son miles las empresas que ya han trasladado sus operaciones a países más afines políticamente y las mayores se han llevado a ciertos proveedores. Por ejemplo, uno de los gigantes tecnológicos podría fabricar el 25 % de sus productos fuera de China en 2025, habiendo anunciado de que sus mayores proveedores están construyendo factorías en la India.

Trasladar componentes de la cadena de suministro a países más afines políticamente o más cercanos geográficamente no solo tiene contrapartidas positivas, evidentemente. Si bien la India y otras economías emergentes ofrecen protección geopolítica, es muy posible que hagan falta muchos años y muchos millones de dólares antes de que puedan poner a disposición de las empresas unas infraestructuras equivalentes a las que ofrece China hoy en día.

La presión de la inflación también está pesando en las decisiones respecto a cadena de suministros. A finales de 2022, Robert Habeck, ministro alemán de economía y acción climática, señaló que había empresas que habían «parado por completo la producción» debido a la subida de los precios del gas, lo que estaba dañando los balances.

Sin embargo ciertas empresas consideran que merece la pena la prima, sobre todo si necesitan adquirir metales raros o tecnologías sensibles, que solo se venden en ciertos países. Los fabricantes de automóviles, por ejemplo, pueden estar dispuestos a soportar los costes de las sanciones para seguir adquiriendo litio y cobalto chinos, esenciales para la producción de vehículos eléctricos.

Fragilidades de la cadena de suministros

Las empresas se enfrentan, a medida que el cambio climático agrava los riesgos para las cadenas mundiales de suministros, a una lista de incógnitas cada vez mayor. «Las empresas capaces de navegar en este mar de incertidumbres, serán las que habrán logrado crear holgura en sus cadenas de suministros», opina Wendy Cutler, vicepresidenta de la institución Asia Society Policy Institute.

Ahora bien, la cadena de suministros resistente es barata. Bank of America calculó en un informe reciente, la que trasladar las actividades de producción fuera de China podría costar un billón de dólares las empresas occidentales  los próximos cinco años, en un momento en el que la elevada inflación agrava el coste de mantener mayor inventario para contingencias. las empresas, para afrontar estas incertidumbres, no solo necesitan contar con proveedores de sustitución, sino que deben ser capaces de identificar los eslabones más débiles de su cadena de suministros.

Mientras los gigantes tecnológicos examinan sus largas y complejas cadenas de suministros, las empresas de sectores menos tecnológicos se enfrentan a otros problemas. «En los años de la fabricación global las empresas textiles que crecieron hasta convertirse en gigantes mundiales se guiaban por la idea de producir siempre más barato» — asegura Marshall Fisher, catedrático de la institución académica Wharton School of Business—. Sin embargo, hoy en día, las demandas del consumidor, que cambian con rapidez, se traducen en que las empresas de éxito son aquellas dispuestas a pagar más por trabajar con proveedores más cercanos y fiables».

Hay quien ha calculado que los costes de repatriar la producción se verán compensados por el creciente coste de la mano de obra en los países emergentes.

Al mismo tiempo, gracias a los avances tecnológicos actuales se ha abaratado la adquisición de maquinaria capaz de producir múltiples componentes, haciendo innecesario contar con numerosos proveedores internacionales distintos. Un estudio de la organización citada, Association for Advancing Automation, destaca que las ventas de robots industriales en Norteamérica creció 18 % en 2022 debido a que las empresas han repatriado parte de su producción.

¿Y cómo se paga todo esto?

En estos momentos, cuando las empresas se están poniendo manos a la obra para «re globalizar» sus cadenas de suministro, tres son los factores que determinarán su estrategia, señala Alexandre Tavazzi. «En primer lugar, ¿cuenta la empresa con suficiente financiación propia? Si no es así, la inversión puede resultar excesivamente cara en un entorno de elevada inflación. En segundo lugar, ¿tiene una marca reconocida o una tecnología muy demandada que justifique el aumento a corto plazo de los precios? Y en tercer lugar, ¿puede demostrar su importancia estratégica y solicitar ayudas públicas que financien la transición?

Ante todo, las empresas tienen que reevaluar sus prioridades pues la nueva globalización tal vez solo sobrevivan las más resilientes.