La banca en Suiza: historia y evolución en Ginebra
El banco Pictet es un banco suizo fundado en Ginebra en 1805.
Los orígenes de los bancos privados suizos
Charles Pictet de Rochemont, que negocia la extensión del territorio ginebrino, hasta entonces aislado y fragmentado, en el congreso de Viena de 1814.
Los bancos privados suizos se desarrollaron en el territorio helvético a partir del siglo XVIII. Ginebra, república independiente en el centro de atención desde la Reforma, experimenta en esa época la creación de un número particularmente elevado de bancos privados, gracias a su situación geográfica en Europa, su red de negocios en Francia y su dinamismo económico.
La ciudad-Estado se incorpora a Suiza en 1815 gracias, en particular, a la acción diplomática de Charles Pictet de Rochemont, que negocia la extensión del territorio ginebrino, hasta entonces aislado y fragmentado, en el congreso de Viena de 1814.
El sistema bancario suizo
El sistema bancario suizo moderno se establece progresivamente a lo largo del siglo XIX, con el auge de los bancos cantonales y, a partir de los años 1850, con la aparición de grandes bancos generalistas. En Ginebra, con vistas a incrementar sus posibilidades de inversión, en particular en la industria, los bancos privados forman varias alianzas (Quatuor, Omnium, Union financière).
Los empleados del banco suizo Ernest Pictet & Cie (1878-1909). En esta foto de 1880, aparecen dos socios y dos futuros socios: Ernest Pictet (1856-1909), sentado, el segundo empezando por la derecha; detrás de él, apoyando las manos sobre sus hombros, Emile Pictet (1875-1909); de pie a la derecha, Jacques Marion (1909-1930); y, de pie a la izquierda, Guillaume Pictet, hijo de Ernest, que será socio desde 1889 hasta 1926.
En el plano federal, Ernest Pictet, socio de Pictet (de 1856 a 1909) y miembro del consejo nacional (la cámara baja de la Asamblea federal), aboga por la creación de un banco nacional suizo, que se fundará finalmente en 1907. Su hijo Guillaume, también socio de Pictet (1889-1926), será miembro del consejo de administración del Banco Nacional Suizo de 1918 hasta su fallecimiento.
Con el auge industrial y el desarrollo de las sociedades anónimas, se observa la necesidad de acceder a los mercados por parte de un número cada mayor y variado de operadores financieros y aparecen en Suiza numerosas bolsas de valores mobiliarios. Ginebra, que es entonces la principal plaza bancaria de Suiza, empieza en 1850 a negociar valores en bolsa. Después vendrán Basilea (1876) y Zúrich (1884). Estas tres instituciones llevarán a la creación de la bolsa suiza en Zúrich en 1993.
Pero la expansión de los grandes bancos suizos experimenta un parón con la crisis de la década de 1930. En Ginebra, los bancos privados como Pictet, especializados en la gestión de patrimonios, superan esos años difíciles con una posición consolidada y se convierten en un pilar importante de la plaza financiera suiza de la posguerra.
Los traders de Pictet en el parqué de la Bolsa de Ginebra en 1980.
Los bancos suizos después de la Segunda Guerra Mundial
La posguerra representó una época dorada para la plaza financiera suiza, y la ginebrina en particular. Una vez resuelto el contencioso entre los Aliados y Suiza en relación con el comportamiento del país durante la guerra, los capitales vuelven masivamente gracias a una estabilidad política ejemplar, un franco suizo particularmente fuerte y un secreto bancario reforzado con la entrada en vigor de la ley sobre bancos de 1934.
El grupo Pictet comienza sus actividades relacionadas con la gestión institucional en 1967.
En esta época, los bancos privados suizos se modernizan conservando a la vez su modelo de negocio tradicional basado en una gestión colegiada. Esto ocurre en particular en Ginebra donde la banca privada desempeña un papel económico más importante que en otras partes de Suiza. Los socios, aunque provengan cada vez más de entornos ajenos a las familias fundadoras, siguen siendo propietarios de sus entidades. Convencidos de que el ahorro colectivo generaría una gran proporción de los capitales, los bancos privados diversifican sus actividades, dedicándose gran parte de ellos a la gestión institucional (el grupo Pictet emprende este tipo de actividad a partir de 1967).
Frente a la globalización creciente, los bancos suizos despliegan una amplia red de filiales por todo el mundo. Paralelamente a este desarrollo, la Confederación Helvética acoge numerosos bancos extranjeros y la plaza financiera ginebrina se especializa progresivamente en la negociación de materias primas.
La plaza financiera suiza en el siglo XXI
Los años noventa y el fin de la Guerra Fría cambian la actitud hacia Suiza de numerosos Estados que cuestionan cada vez más el secreto bancario.
Ante la presión internacional, la Confederación debe reevaluar la cuestión de sus relaciones comerciales durante la guerra, así como el tema de los fondos no reclamados. La crisis financiera internacional de 2008 desemboca finalmente en el intercambio automático de información con los países de la OCDE. Como en otras partes del mundo, una intervención pública rescata a uno de los mayores bancos del país. La plaza financiera suiza ha demostrado su solidez, sabiendo adaptarse a estos grandes cambios. A pesar del aumento de la competencia, sigue siendo hoy en día uno de los centros financieros más importantes del mundo. Con el fin de satisfacer las necesidades de una clientela exigente, los bancos suizos han sabido diversificar sus productos (inversiones responsables, hedge funds, private equity/capital riesgo), adaptarse a las nuevas tecnologías y hacer frente a la creciente complejidad de los mercados. Están preparados para afrontar los desafíos del futuro.
Los bancos suizos han sabido diversificar sus productos, en particular proponiendo cada vez más oportunidades de inversión responsable a los clientes que desean diversificar su cartera.
Preguntas - respuestas
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¿Qué diferencias hay entre un banco generalista y un banco privado suizo?
Los bancos generalistas o minoristas ofrecen una gama completa de servicios financieros a todo tipo de clientes, bien sean particulares, pequeñas empresas o sociedades. Proponen productos como las cuentas corrientes o de ahorro, préstamos, y a veces servicios de inversión básicos y actividades de crédito. Los bancos privados suizos, en cambio, se concentran principalmente en la gestión de patrimonios para clientes acomodados. Hacen hincapié en el asesoramiento personalizado y las soluciones a medida, las estrategias de inversión diversificadas y la preservación o la transmisión del patrimonio. A menudo, los servicios se adaptan a las necesidades específicas de los clientes acaudalados, ofreciéndoles también acceso a servicios de gestión de activos o a productos tales como fondos de inversión.
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¿Cómo han adquirido popularidad los bancos suizos?
Los bancos suizos gozan de una reputación mundial que se ha construido a lo largo de decenios gracias a varios factores clave. Su larga tradición de excelencia en gestión de patrimonios y su competencia en materia de inversiones constituyen uno de los argumentos más importantes, pero el acceso a un entorno económico y político estable, favorable para los negocios, desempeña también un papel esencial. Por otra parte, el espíritu de innovación constante de los bancos suizos y un enfoque prudente e independiente de la gestión de riesgos han consolidado su estabilidad financiera y reforzado la confianza de los inversores internacionales. Estos elementos combinados han permitido a los bancos suizos destacar en la escena mundial y adquirir una sólida reputación de rigor y de profesionalidad.
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¿Por qué se consideran estables los bancos suizos?
La estabilidad de los bancos suizos se basa en varios pilares: un marco reglamentario riguroso que impone unos elevados estándares en materia de gestión financiera y de fondos propios, una exigencia de transparencia, un entorno político y económico estable, con unas instituciones sólidas que favorecen la seguridad de las inversiones, así como una gestión prudente de los riesgos, unas prácticas de diversificación de los activos y una vigilancia constante frente a las fluctuaciones de los mercados. Una cultura de excelencia y largo plazo, en la que la preservación del patrimonio de los clientes se halla en el centro de las preocupaciones, contribuye también a la percepción de estabilidad de los bancos suizos. Estos factores les permiten conservar una reputación de fiabilidad y de seguridad, incluso en períodos de incertidumbre económica mundial.
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