USM - Mobiliaro de Vanguardia

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En la década de los sesenta, una empresa suiza de cerrajería creó un elegante sistema de muebles modulares de metal como solución flexible de almacenaje para acompañar a su crecimiento. Desde entonces, se ha convertido en un icono del diseño en oficinas y viviendas de todo el mundo.

Cuando USM, un destacado fabricante suizo de productos metálicos y ventanas, decidió construir una nueva fábrica, quiso transformar su planta de producción orientada al trabajo manual en una empresa industrial moderna. Sabía que sus procesos a la vieja usanza no podían competir con empresas que ya se habían modernizado, pero la transformación tuvo además una consecuencia imprevista. En lugar de seguir fabricando sus productos para ventanas, la empresa acabaría produciendo un sistema de muebles modulares que se ha convertido en un clásico del diseño moderno.

USM es un negocio familiar fundado en 1885 por Ulrich Schärer como una empresa de metales y cerrajería en Münsingen, cerca de la capital de Suiza, Berna. Tras completar los  estudios de ingeniería, su nieto, Paul Schärer, tomó las riendas de la empresa en 1961, y se percató de que USM necesitaba una fábrica más grande para ser más competitiva. Así que encargó al arquitecto Fritz Haller que plasmase su visión de una fá- brica flexible construida utilizando un sistema modular con  acero fácilmente adaptable a medida que el negocio creciese.

La nueva fábrica incluía un pabellón donde se alojarían las oficinas de USM, y los dos hombres buscaron diseñar un sistema de mobiliario lo bastante flexible para adaptarse a un negocio en crecimiento a medida que se necesitase más  espacio de oficinas. Así, en 1963, crearon un pionero producto de muebles conocido como USM Haller Modular Furniture, cuyo uso estaba inicialmente pensado para oficinas pero más tarde se extendió también al hogar, y que a día de hoy se exporta a más de 40 países de todo el mundo.

Alexander Schärer, hijo de Paul que se unió a USM en 1993 y se encargó de su expansión internacional, dice que hubo algo paradójico en esta evolución. «La intención de la empresa era seguir vendiendo sus ventanas a los arquitectos, quienes las usaban para las viviendas que construían y, al mismo tiempo, comercializar el nuevo sistema modular  de construcción. Pero las ventanas vieron descender su demanda a medida que los edificios industriales, como el que ellos habían construido, incorporaban aire acondicionado. Así que los muebles modulares ideados en un principio con  el fin de acompañar al nuevo sistema de edificación se convirtieron en el producto principal de la empresa».

El sistema no es complicado. Consta de tres componentes básicos: unos tubos en acero y cromo, unas articulaciones esféricas que permiten conectar los tubos entre sí, y paneles de apoyo en una variedad de atractivos colores. La elegancia del diseño del USM Haller Modular Furniture le ha llevado a ser in- cluido en la colección Arquitectura y Diseño del prestigioso  Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York.

En 1969, comenzó la producción y venta del USM Haller Modular Furniture, firmándose el primer gran contrato para las oficinas centrales del Banco Rothschild en París. Esto exigió una considerable reconfiguración para hacer que la  fabricación fuera rentable, pero tuvo dos importantes consecuencias beneficiosas: los detalles del nuevo mobiliario aparecieron en revistas de arquitectura y captaron la atención de arquitectos; y las instalaciones del banco albergaron un desfile de moda que atrajo una gran cobertura en prensa debido al futurista mobiliario.

Los clientes potenciales acudieron al pabellón situado en la fábrica de Münsingen en busca del nuevo sistema de muebles modulares, y USM empezó a suscribir acuerdos de comercialización con distribuidores. Se abrieron puntos de venta en 20 ciudades suizas, comenzando por Zúrich, Lausana y Berna. Y en 1975 se creó una filial alemana en Bühl  para tejer una red de distribuidores similar a la de Suiza.

«El sistema de USM empezó como un producto conoci- do por unos pocos en Suiza», dice Alexander Schärer. «En su inicio tuvo una rápida acogida entre los arquitectos, que querían que fuera algo exclusivo de sus oficinas. Pero hacia  finales de los años ochenta pasó a ser un producto comercializado por la empresa bajo su marca en Suiza y ahora es un  producto al acceso de todo el mundo».

En una primera fase, el marketing en Alemania se centró sobre todo en las oficinas, consiguiendo clientes entre los grandes bancos, empresas de loterías y otros negocios. Pero en 2008, cuando los bancos empezaron a caer con la crisis  financiera, USM concentró más sus ventas en el ya por en- tonces pujante mercado residencial de Suiza.

«Las oficinas a menudo realizan sus encargos directamente a la empresa, pero los propietarios de viviendas tienden a contactar con los showrooms o distribuidores, porque  sus pedidos suelen ser más pequeños. Nuestro sitio web incluye una sección llamada “Configurador” que permite a los compradores crear sus propios diseños, aunque muchos  clientes residenciales prefieren un asesoramiento más especializado a través de los distribuidores. En Suiza, el 90 por  ciento de nuestros clientes residenciales optan por piezas diseñadas a medida».

Es poco habitual que las viviendas se equipen íntegramente con muebles USM, añade: los clientes residenciales tienden a adquirirlos para ciertas partes de sus viviendas, aunque la flexibilidad del sistema hace que se preste fácilmente a ampliaciones o cambios cuando se desee. Con todo, recuerda el caso de un cliente adinerado que utilizó exclusivamente productos de la empresa para equipar un ático en  Chicago en el que albergaba su colección de obras de arte y objetos de valor.

Las gamas de muebles modulares han cambiado en paralelo a la evolución del mundo empresarial. Así, con una gran parte de la información almacenándose ahora en formato digital, se necesita menos espacio de archivo en las oficinas. Pero la demanda de separadores y paisajismo ha aumentado por la necesidad de dotar a las oficinas no tabicadas de espacios creativos y privacidad.

La actividad de USM se compone de tres grandes funciones productivas. La principal es la fabricación de los componentes modulares, lo que se realiza íntegramente en la fábrica de Münsingen y absorbe a la mitad de los 400 empleados  en plantilla. La segunda función, realizada por aproximadamente una cuarta parte de la plantilla en todo el mundo, es  el montaje. Van a constituir una nueva empresa en la ciudad alemana de Leipzig para el montaje de toda la producción  destinada a Europa, excepto la de Suiza, que sigue realizándose en Münsingen.

La tercera función abarca ventas, marketing y distribución,  de lo que se encarga en torno a un tercio del personal, trabajando con una red de más de 400 socios comerciales autorizados. Estas cifras han ido creciendo con el paso de los años, ya que los proyectos para viviendas suelen ser más pequeños que los de las oficinas, exigiendo más personal que dé apoyo a las ventas y los menores plazos de entrega requeridos por los clientes residenciales. Los márgenes en estos proyectos de menor tamaño son, en cambio, más altos, y probablemente aumenten conforme lo hace la proporción de las ventas del canal online.

Uno de los atractivos de los muebles modulares de USM para la mayoría de los compradores es su larga vida útil. Los productos fabricados en Suiza son sinónimo de precisión, calidad y fiabilidad, y los componentes modulares están hechos  con materiales de primera clase y la máxima pericia. Parte del ADN de la empresa es que sus muebles puedan durar 20 años o más, sin necesidad de repararlos o sustituir piezas – a diferencia de otras marcas de muebles de automontaje.

Una de las primeras patentes registradas por la empresa consistió en la sólida articulación con forma de bola que utilizan para conectar entre sí los tubos cromados y los paneles de apoyo dando lugar a una estructura rígida. La bola también contribuye a la versatilidad de los productos modulares, que pueden reconfigurarse o ampliarse en función de las necesidades presentes y futuras manteniendo en todo momento el mismo grado de robustez. Esto fue reconocido en 2018 con el certificado “cradle to cradle” (C2C) para dos de las gamas de USM, cuyo diseño, uso y reciclaje de recursos las hacen eficientes desde un punto de vista de la circularidad.

Dada la creciente preocupación que suscita el cambio cli- mático, USM también está tomando medidas para reducir su huella de carbono. Su proceso de pintura electrostática que genera gran cantidad de calor se ha desplazado a un sótano, eliminando así la necesidad de calefactarlo en invierno y reduciendo al mínimo el coste de refrigeración en verano. La empresa ha instalado paneles solares en la cubierta de su edificio de mayor tamaño para reducir sustancialmente su demanda de electricidad durante el verano. También está construyendo una nueva planta de generación de calor a partir de péllets suministrados localmente en sustitución del petróleo, lo que reducirá la huella de carbono por consumo de calefacción en alrededor de un 75 por ciento.

UUSM sigue siendo una empresa privada, y no tiene ningún problema en captar fondos cuando necesita financiación, aclara Alexander Schärer. La toma de decisiones en una empresa familiar es mucho más rápida, lo que puede ser vital si se requiere reestructurar o cerrar urgentemente alguna actividad. Y hay numerosos retos que le gustaría abordar en lo relativo a la gestión de la red de distribuidores, el reclutamiento del personal creativo que siempre necesita la empresa y el impulso a las ventas del canal online desde su actual porcentaje del 10 por ciento, relativamente bajo.

USM lleva más de 50 años siendo fiel a su visión y creando valor con su concepto modular. Apoyado en la fiable fabricación característica de Suiza y en unos productos que pueden adaptarse a los nuevos tiempos y las cambiantes necesidades, Alexander cree que les aguarda un largo y prometedor futuro.

Los productos fabricados en Suiza son sinónimo de precisión, calidad y fiabilidad, y los componentes modulares están hechos con materiales de primera clase y la máxima pericia.
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