Cómo unos microscópicos microbios pueden ayudarnos a afrontar los mayores retos del mundo

Cómo unos microscópicos microbios pueden ayudarnos a afrontar los mayores retos del mundo

El CEO de la empresa de biociencia Chr. Hansen nos habla de los compromisos y planes de la compañía para el futuro, incluida una ambiciosa fusión.

«Si me lo hubieran preguntado hace 30 años, no habría dicho que hoy estaría aquí», afi­rma Mauricio Graber, CEO de la empresa danesa de biociencia Chr. Hansen. «La vida es un viaje». En el caso de Mauricio, su viaje, profesionalmente hablando, se puso en marcha a ­finales de la década de los 80, cuando cursaba su MBA en la Kellogg School of Management. Antes de eso había estudiado ingeniería electrónica, y siempre había dado por sentado que ejercería su carrera en el mundo de la tecnología. Pero en Kellogg, durante una charla en el campus universitario, conoció al ponente, Robert Shapiro, el CEO de la empresa estadounidense de edulcorantes NutraSweet.

Mauricio, por entonces un ambicioso estudiante del MBA, recuerda hasta el día de hoy el consejo que le dio Shapiro: «Intenta ir a algún sitio donde encuentres un grupo de personas apasionadas con las que te gustaría trabajar. Los productos y las tecnologías son algo que se puede aprender». El impacto de este consejo fue profundo. Nada más terminar su MBA, Mauricio se incorporó a NutraSweet y luego, a mediados de los 90, se cambió a la suiza Givaudan, la mayor empresa de sabores y fragancias del mundo, donde trabajó más de 20 años. En 2018, después de que este descendiente de mexicanos hubiese logrado escalar hasta la posición de presidente de la división de sabores de Givaudan, Mauricio decidió dar el salto a Chr. Hansen como CEO.

A lo largo de los últimos cinco años, Mauricio ha estado al frente de uno de los productores líderes mundiales de cultivos, enzimas y probióticos para los sectores de alimentación, nutrición, farmacéutico y agrícola. La empresa, con sede en Hørsholm, al norte de Copenhague, tiene una historia cuyos orígenes se remontan a 1874, cuando su fundador, Christian Ditlev Ammentorp Hansen, abrió una fábrica en un antiguo taller en Copenhague. Por entonces, el negocio contaba con un único producto: cuajo líquido animal para el proceso de elaboración del queso. Hoy en día, Chr. Hansen estima que más de 1.000 millones de personas consumen cada día productos que contienen uno de sus ingredientes. Los lácteos forman todavía una  parte fundamental de la empresa; aproximadamente uno de cada dos quesos o yogures en el mercado utilizan un ingrediente de Chr. Hansen en su proceso de producción.

La operación de esta extensa franquicia es posible gracias al I+D, desarrollado tanto internamente como en colaboración con universidades, instituciones de investigación privadas y públicas y socios comerciales. Esta labor investigadora se centra en la «colección de cultivos» de la empresa: un banco que actualmente supera las 50.000 variedades microbiales, uno de los mayores del mundo. Gran parte de este I+D consiste en fusionar estas variedades de microbios en nuevas combinaciones o bien en mejorar sus características para que cumplan determinadas especificaciones. Dada su escala y magnitud, el banco de cultivos es un pozo de oportunidades para encontrar la próxima generación de bacterias bene­ciosas.

Una vez desarrolladas, las variedades de Chr. Hansen se utilizan para multitud de ­finalidades, pero como explica Mauricio, muchas contribuyen directamente a abordar algunos de los principales y más intricados problemas del mundo. Pensemos en el desperdicio de comida, por ejemplo. La empresa ha desarrollado los denominados «cultivos bioprotectores», cultivos naturales que combaten la formación de patógenos malos en los alimentos y amplían la vida útil de los productos. «En las plantas», comenta Mauricio, «somos capaces de aportar soluciones naturales para mantener la salud de las plantas reduciendo el uso de pesticidas. En el caso de los animales, proporcionamos probióticos para reducir el uso de antibióticos y evitar de ese modo un uso excesivo de antibióticos que acabe afectando a los seres humanos».

De hecho, Mauricio y su equipo han calculado que el 80% de los productos de Chr. Hansen contribuyen a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. ¿Quiere eso decir que el 20% restante se opone a los ODS? No exactamente, dice Mauricio. Por ejemplo, Chr. Hansen elabora productos que garantizan que un queso tenga los agujeros característicos que los consumidores esperan encontrarse en él. «Es impensable que tu queso favorito no tenga agujeros», dice el CEO. «Pero eso no contribuye en nada a hacer el planeta más sostenible, ¿verdad? Por eso, no lo contabilizamos». Además, esta es una metodología que ha sido auditada y validada por consultores externos de PWC.

A ello se añaden los compromisos de la empresa con respecto al clima. En 2023, Chr. Hansen fue reconocida como la empresa biotecnológica más sostenible del mundo en la clasi­cación anual de Corporate Knight (resultado de evaluar unas 6.000 empresas cotizadas con una cifra de negocios superior a 1.000 millones de USD). Esto se debe en gran parte a los claros objetivos basados en criterios cientí­cos de la empresa para reducir sus emisiones de carbono de alcance 1 y 2 (emisiones directas procedentes de sus propias operaciones y de la energía utilizada), así como las de alcance 3 (emisiones asociadas a la actividad de todos los eslabones de su cadena de valor). Chr. Hansen se ha marcado como objetivo una reducción del 42% en las emisiones de gases de efecto invernadero de alcance 1 y 2 para 2030, y una reducción del 20% en las emisiones de alcance 3 para esa misma fecha.

Este modo de ­fijarse en las emisiones es revelador. Como el propio análisis de Chr. Hansen ha identi­cado, las emisiones de alcance 3 representan alrededor del 87% de las emisiones de gases de efecto invernadero totales de la empresa. Claramente, la actuación sobre tus emisiones solo es e­caz si actúas sobre la totalidad de la cadena de suministro. «La involucración de los proveedores es clave», explica Mauricio. «Ellos multiplican los esfuerzos de todo lo que hacemos, lo que incluye desde el aprovisionamiento de las materias primas hasta nuestros socios de transporte y logística internacional». Para poder trabajar con la empresa, Chr. Hansen exige a sus grandes proveedores que asuman el viaje hacia la descarbonización. Asimismo, en el caso de los proveedores más pequeños que carecen de los recursos o las capacidades para ello, la empresa les está prestando apoyo y herramientas.

Cuidar de la salud del planeta es una prioridad; hacerlo de la salud de los seres humanos es otra. La división de Salud Humana y Nutrición de la empresa está creciendo vigorosamente, dice Mauricio. Pese a aportar únicamente el 37% de las ventas (la división de Cultivos y Enzimas para alimentación aporta el resto), su crecimiento está respaldado por varias importantes macrotendencias. Una de ellas surgió con la pandemia. «Tras la experiencia del covid, hay un enorme interés en el sistema inmunitario, la salud intestinal y la importancia de la microbiota humana como medicina preventiva», explica el CEO. Chr. Hansen ha desarrollado muchas cepas probióticas para mejorar y mantener la salud intestinal, y está invirtiendo más en esta área. «La microbiota humana representa una oportunidad muy importante para el futuro».

La microbiota humana representa una oportunidad muy importante para el futuro.

Otra oportunidad se ha creado con el surgimiento de productos alimentarios de origen vegetal. «Existe una demanda de los consumidores», dice Mauricio. «Pero estos productos carecen todavía del perfi­l gustativo capaz de generar un consumo recurrente y permitir la expansión del segmento». Cree que las capacidades de fermentación microbial de Chr. Hansen podrán dotar a este segmento de un mayor sabor y atractivo para el paladar, como han hecho en los productos lácteos, por ejemplo.

Para ayudar a Chr. Hansen a sacar partido de estas oportunidades en el futuro, en diciembre de 2022 Mauricio anunció un proyecto de fusión con el fabricante de enzimas Novozymes, lo que representaría la mayor operación corporativa entre dos empresas danesas hasta la fecha. «Fusionaremos dos plataformas muy complementarias: Chr. Hansen como líder en soluciones microbiales y Novozymes como líder en soluciones enzimáticas», señala Mauricio. Creará, dice, «el referente de las empresas de biociencia». La fusión debería quedar completada hacia fi­nales de 2023, poco antes de que se cumpla el 150o aniversario de la creación de Chr. Hansen. La operación fue aprobada por los accionistas de ambas empresas en sendas juntas generales extraordinarias en marzo, y está pendiente de recibir los preceptivos visados regulatorios.

Para Mauricio, otra sinergia se encuentra en el compromiso conjunto de ambas empresas de abordar la crisis climática. «Nos hallamos en un momento histórico crucial, en el que, desde el punto de vista de la sostenibilidad, tendremos que desarrollar soluciones de cara al futuro para habilitar un sistema “de la granja a la mesa” sostenible que nos permita producir más para alimentar a una población global», plantea. «Pero tendremos que hacerlo de un modo sostenible y natural, con una menor extracción de los recursos del planeta». Si está en lo cierto, las enzimas y los microbios, pese a su escala microscópica, podrían ser clave para resolver el reto más monumental que afronta actualmente la humanidad.

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