Preparar la red para el futuro

Preparar la red para el futuro

La reforma de las infraestructuras energéticas para hacerlas más sostenibles estimula la inversión en todo el sector.

El sector de la energía está “reseteándose”. Tanto los consumidores como las empresas y los reguladores exigen una mayor sostenibilidad en nuestras economías –lo que implica revisar cómo generamos, transmitimos y consumimos energía, así como grandes inversiones para conseguirlo.

Es necesario, por ejemplo, adaptar las redes de distribución eléctrica para hacer frente a un suministro de energía más intermitente de origen solar y eólico. Las redes también deben ser más resilientes para soportar la demanda de una electrificación cada vez mayor y los eventos meteorológicos extremos. Además, tendrán que pasar de un modelo centralizado de grandes centrales eléctricas a otro descentralizado basado en sistemas energéticos intermitentes y de menor escala.

Estas transformaciones son grandes proyectos que aumentan la demanda de cobre y de aluminio, utilizados en las líneas de transmisión, los transformadores y las redes que lo interconectan todo. Semejante reforma de las infraestructuras plantea diferentes retos. A los problemas de abastecimiento debido a la preocupación medioambiental por la extracción de recursos, que ha provocado, por ejemplo, el cierre de una de las mayores minas de cobre en Panamá se suman los cuellos de botella en la transformación de las materias primas, agravados por la escasez de mano de obra. Por último, las nuevas fuentes y tecnologías energéticas pueden resultar caras y generar presiones inflacionistas.

¿SABÍA QUE?

Los próximos años, la demanda de
electricidad en EE. UU. podría crecer
a un ritmo anual del 2,8%.

Fuente: Bank of America Global Research, informes de empresas, 2023
*Tasa de crecimiento anual compuesta

Sin embargo, estos problemas pueden resolverse, o al menos capearse, con incentivos públicos. Aunque la transición a una economía verde no puede llevarse a cabo en un año o en dos, el cumplimiento de los objetivos de emisiones requiere inversiones previas a gran escala, en particular en electrificación de las economías y adaptación de las redes eléctricas.

Los gobiernos de las principales economías se han comprometido a alcanzar las cero emisiones netas para 2050. Para ello, son necesarias grandes inversiones antes de 2030. Además, con el incentivo añadido de tomar la iniciativa en las nuevas tecnologías verdes, los gobiernos están esforzándose para acelerar la transición energética con programas como El Pacto Verde Europeo y la Ley de Reducción de la Inflación en EE.UU.

Estas iniciativas están estimulando la inversión y las oportunidades de negocio en toda la cadena de valor de la energía, desde la generación hasta la distribución y el consumo.

Para los inversores, la transición ecológica presenta un gran número de oportunidades atractivas. La velocidad a la que el Gobierno de EE.UU. ha dado su apoyo a la transición ecológica ha impulsado las valoraciones de las empresas implicadas.
— Jean-Pierre Durante, Head of Applied Research and Fernand Pacicca, Senior Investment Manager

Las oportunidades empiezan con las generadoras y los fabricantes de equipos para producir energías limpias. Continúan con las empresas que construyen las redes y los componentes necesarios, y también los fabricantes de sensores para la regulación de la iluminación en las estancias que no se utilizan y las soluciones de IA para la gestión de las redes de transporte y distribución.

Las inversiones de las grandes empresas industriales buscan crear una economía más sostenible permitiendo que los clientes sean más eficientes mediante la automatización, la digitalización y la electrificación. Los centros de datos añaden otro nivel de eficiencia, pero consumen mucha electricidad.

Esta reconversión de las infraestructuras energéticas también ofrece oportunidades a las empresas privadas, más pequeñas. Un ejemplo es un fabricante de equipos de conmutación que suministra a los fabricantes de sistemas de refrigeración para centros de datos.

La tendencia a la relocalización también influye en la transformación energética. Por ejemplo, la relocalización de la producción de semiconductores exige que las nuevas plantas sean sostenibles. De hecho, la demanda de semiconductores, vehículos eléctricos, baterías e infraestructuras ha creado un gran número de megaproyectos para grandes empresas que generalmente cotizan en bolsa.

Para los inversores, la transición ecológica presenta un gran número de oportunidades atractivas. La velocidad a la que el Gobierno de EE.UU. ha dado su apoyo a la transición ecológica ha impulsado las valoraciones de las empresas implicadas. Además, una sólida cartera de megaproyectos respalda el fuerte ritmo de crecimiento de las empresas industriales energéticas estadounidenses y sus proveedores. Europa está poniéndose al día tras un arranque más lento, una tendencia que ofrece sólidas perspectivas de crecimiento para los próximos años. Las perspectivas son alentadoras.

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